La Finca Son Termes se transformó en noviembre en un punto de encuentro para la isla: en la gala Siurells se celebró a estrellas del deporte, artistas e iniciativas sociales — una velada que mostró el sentido de comunidad.
Siurells 2025: Una noche alegre en Son Termes – Aplauso para el deporte, la cultura y el compromiso social
La finca próxima a Palma volvió a ser el lugar donde se reúne la comunidad insular
Fue una de esas frías noches de noviembre en las que la luz cae rasante sobre los olivares y el aire huele a castañas asadas. La carretera hacia la Finca Son Termes estaba iluminada por faroles, en el patio tintineaban copas de cava y, desde el salón de actos, se escuchaba música de preludio antes de que comenzara la entrega de premios. Noches así recuerdan que Mallorca es algo más que playa y temporada: son las personas, las asociaciones y los proyectos los que sostienen la vida cultural de la isla.
En el centro de la velada estuvieron los galardones, que premiaron ámbitos muy diversos. El equipo de fútbol sala de Palma fue celebrado por sus éxitos internacionales, la joven escuela de música y danza de la comunidad impresionó con sus actuaciones y varias iniciativas dedicadas a las personas mayores recibieron reconocimiento por su labor concreta en el territorio. Estas distinciones envían una señal visible: deporte, cultura y compromiso solidario no son fenómenos marginales, sino parte de la vida cotidiana.
Resultó especialmente emotivo cuando proyectos de voluntariado con larga trayectoria subieron al escenario. En el público había una colorida representación de alcaldes, empresarios, docentes y miembros de asociaciones: personas que, en sus pueblos y ciudades, suelen ser las primeras en abordar los problemas. Para muchos, la gala es más que un evento social; es un momento de agradecimiento personal, unas horas en las que el esfuerzo de meses se traduce en reconocimiento tangible.
La presencia de deportistas y científicas conocidas dio además un impulso a la noche: atletas como referentes y médicas y médicos como ejemplos de compromiso científico muestran cómo pueden converger distintos ámbitos. En el escenario hubo escenas memorables: apretones de manos prolongados, abrazos espontáneos y ovaciones de pie cuando oradores y premiados se brindaron respeto mutuo. Después, el salón se llenó de bailes tradicionales y la atmósfera fue festiva sin resultar excesivamente pomposa.
Lo que estas citas aportan a Mallorca puede apreciarse en varios puntos. Primero, fortalecen la visibilidad de la oferta local: familias que descubren una escuela de música, aficionadas al deporte que conocen nuevos talentos o ciudadanas que encuentran un punto de contacto para el voluntariado. Segundo, crean redes: en una noche así surgen conversaciones, se inician cooperaciones y se exploran vías de financiación. Tercero, proyectan una imagen de la isla al exterior: una comunidad que suma fuerzas y celebra juntas.
Una pequeña escena cotidiana que me llamó la atención en el gentío: frente a la entrada estaba una señora mayor con una agenda donde anota desde hace años los encuentros de su grupo cultural. Cuando su representante recogió el premio, se le iluminaron los ojos y susurró a una vecina: «Esto ha sido importante para nosotras». Son momentos así los que muestran por qué veladas como esta son más que brillo y fotografías: llegan a la gente en su vida diaria.
La mirada hacia el futuro puede concretarse en medidas claras: más apoyo a la educación local, financiación estable para proyectos con personas mayores y vínculos más estrechos entre clubes deportivos y centros escolares serían pasos para convertir el aplauso en beneficio a largo plazo. Las iniciativas premiadas suelen necesitar acompañamiento para transformar el reconocimiento en programas sostenibles. Si política, empresas y sociedad civil reman en la misma dirección, se pueden crear condiciones duraderas para el desarrollo de jóvenes talentos y vecindarios solidarios.
Al final de la noche, cuando los asistentes salieron a la noche diáfana, la sensación era palpable: la isla cuenta con una sociedad civil vibrante que merece ser mostrada. Estas galas no son solo un espejo, son un motor: una ocasión para celebrar logros y, al mismo tiempo, actuar para que el reconocimiento se traduzca en apoyo continuo. Quienes regresaron a Palma desde Son Termes en esa fría noche de noviembre no solo se llevaron fotos: muchos regresaron con la pequeña resolución de implicarse de nuevo.
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