En Mallorca, cada vez más inquilinos a largo plazo hacen trampas: firman contratos normales y luego subarriendan en secreto a turistas. Los propietarios quedan fuera y arriesgan problemas con las autoridades.
Cuando los huéspedes de vacaciones se instalan a escondidas
A veces basta una mirada por la ventana en Palma para notar que algo no va bien: maletas frente a la puerta un lunes por la mañana, voces extrañas hasta altas horas de la noche, turistas que entran con tarjetas en lugar de llaves. En los últimos meses los agentes y administradores comunican con más frecuencia casos de subarriendo ilegal — los llamados “inquilinos pirata”. No es un titular exótico, sino un verdadero problema para propietarios y vecinos.
¿Cómo ocurre?
El patrón suele ser similar: alguien firma un contrato de alquiler normal y de larga duración — oficialmente como estudiante, trabajador temporal o familia. Tras unas semanas o meses se alquilan habitaciones o el piso entero a turistas sin el conocimiento del propietario, a corto plazo a través de plataformas. ¿Los precios? Normalmente muy por encima de lo establecido en el contrato. Evidentemente falta la licencia para alquiler turístico.
Consecuencias para los propietarios: multas, litigios complicados y problemas con los vecinos. Suena injusto, pero las autoridades suelen responsabilizar al propietario del turismo ilegal — aunque él no supiera nada. Muchos propietarios cuentan que resolver estos casos lleva semanas o meses y se encarece pronto.
Consejos prácticos
Hablo con personas que gestionan inmuebles: reglas claras en el contrato ayudan. Eso significa concretamente: una cláusula expresa que prohíba el subarriendo; una fianza con finalidad determinada; un inventario al entrar; y copias de los documentos de identidad. Quien quiera más seguridad puede pedir una persona de contacto adicional en el lugar — normalmente funciona mejor que conceder confianza a ciegas.
Además: controles periódicos no son un lujo. Una consulta rápida al vecino, inspecciones ocasionales (anunciadas con tiempo) o un sistema de cierre conectado con registro pueden prevenir mucho. Y por supuesto: si en el edificio se alojan huéspedes que cambian constantemente, conviene avisar antes a la policía o al ayuntamiento — al final ahorra tiempo.
Qué dicen las autoridades
La administración insular está intensificando los controles porque el alquiler turístico no autorizado agrava la escasez de vivienda. Desde este año las denuncias se sancionan con más frecuencia y con multas. Para los propietarios esto significa: no mirar para otro lado. Revisar contratos y a los inquilinos es ahora la mejor garantía.
Un pequeño y honesto consejo para terminar: si un inquilino es demasiado amable para ser verdad, o quiere la vivienda de inmediato sin hacer muchas preguntas — mejor pensarlo dos veces. Un poco de desconfianza hoy puede evitar muchos problemas mañana.
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