Cada vez más inquilinos de larga duración firman contratos regulares y luego alquilan el piso en secreto a turistas. Por qué los propietarios deben estar alerta ahora.
Cuando el subarrendatario trae a un turista
Una mañana de martes alrededor de las 8:30, en la Carrer de Sant Magí de Palma, una vecina observó una maleta y un coche de alquiler que llegaba y se marchaba. No era algo inusual en temporada alta, pensó, hasta que descubrió que el piso del que hablaba se alquilaba a turistas de manera rotativa. La propietaria había firmado un contrato de alquiler regular, pero no sabía nada de las estancias cortas constantes.
¿Qué hay detrás de los Inquilinos pirata?
El término se ha vuelto común en la isla para referirse a inquilinos que alquilan a largo plazo pero, a la vez, ceden las viviendas a turistas —a menudo a precios más altos—, generalmente a través de plataformas online, sin licencia oficial y frecuentemente sin el consentimiento de los propietarios. El problema: si la administración lo descubre, no solo los infractores, sino también los propietarios pueden enfrentarse a multas, trámites administrativos y largos litigios.
Por qué esto es peligroso para los propietarios: Un inmueble alquilado de forma ilegal atrae inspecciones. Pueden iniciarse comprobaciones por falta de licencia turística, reclamaciones por tasas no abonadas o incluso consecuencias penales en caso de infracciones sistemáticas. Las comunidades de vecinos denuncian ruidos más frecuentes, problemas de basura y cambios constantes de inquilinos —situaciones que deterioran la convivencia.
Medidas prácticas para los propietarios
Los profesionales y los intermediarios recomiendan contratos de arrendamiento claros y por escrito con cláusulas explícitas sobre el subarrendamiento. Una fianza mayor, actas de entrega periódicas y el derecho a realizar comprobaciones razonables sin previo aviso pueden ser útiles. Algunos propietarios solicitan un poder formal o listas de ocupantes —no es algo que deba hacerse a escondidas, pero suele ser eficaz.
Además: vigile los anuncios que indiquen su dirección en las plataformas de reservas. Una captura de pantalla rápida puede servir antes de que la oferta sea retirada. Notifique los casos sospechosos al ayuntamiento; muchos consistorios disponen ya de líneas directas o direcciones de correo para comunicaciones de este tipo.
Un pequeño consejo desde el vecindario: Una conversación abierta con el inquilino al inicio del arrendamiento suele aclarar más que un pleito de meses. En Mallorca no se trata solo de artículos de la ley, sino también de la vida cotidiana en nuestras calles.
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