Luxusprojekt Es Jonquet: 57 Wohnungen, Tunnelfund und Streit ums Stadtbild

57 unidades en Es Jonquet: el nuevo proyecto de lujo de Palma pone a prueba el desarrollo urbano

👁 2378✍️ Autor: Lucía Ferrer🎨 Caricatura: Esteban Nic

Un proyecto inmobiliario de lujo con 57 viviendas, túneles históricos bajo el suelo y precios de hasta 9,5 millones de euros: ¿qué implica esto para Es Jonquet, Santa Catalina y Palma?

57 unidades en Es Jonquet: el nuevo proyecto de lujo de Palma pone a prueba el desarrollo urbano

Pregunta central: ¿A quién pertenece el Paseo Marítimo — a los vecinos, a los compradores con presupuesto jet set o a la historia de la ciudad?

A la sombra de las palmeras del Paseo Marítimo se abre en las próximas semanas un nuevo capítulo en la historia inmobiliaria de Palma: 57 viviendas en un complejo de varias plantas sobre el recientemente remodelado bulevar costero, entre la plaza Santo Domingo y el paseo del puerto. La promotora Xojay proyecta apartamentos con terrazas, zonas comunitarias y paquetes de servicios privados; según la empresa, casi una cuarta parte de las unidades ya están vendidas. La horquilla de precios va desde varios millones hasta una unidad de 427 metros cuadrados valorada en 9,5 millones de euros. Un dúplex de 222 metros cuadrados tiene un precio de 3,6 millones de euros; las plazas de aparcamiento se cobrarán aparte, actualmente calculadas en torno a 75.000 euros por plaza. En total están previstos 117 aparcamientos y una parte del terreno queda destinada a zona verde pública.

Lo que ha puesto en movimiento adicional al proyecto en los últimos meses ha sido el hallazgo de un complejo de túneles en el solar. Evaluaciones arquitectónicas hablan de una estructura de protección de varias fases, aún no completamente terminada, que probablemente se remonta a la época de la Guerra Civil Española. La oficina de protección del patrimonio considera este hallazgo de valor histórico; ya se han realizado levantamientos topográficos y documentaciones sobre su estado de conservación. La comisión local de protección del patrimonio ha aceptado integrar el complejo de búnkeres en el proyecto de construcción, de modo que ahora está previsto incorporar las estructuras encontradas.

Análisis crítico: el proyecto reúne varias líneas de conflicto. Primera, la dimensión social: en un barrio que en los últimos años ha mezclado comercios tradicionales, pequeñas cafeterías y nuevas boutiques, los precios desorbitados cambian el rostro de la vecindad. Segunda, la cuestión patrimonial: ¿cómo conservar un frágil vestigio subterráneo cuando se levanta encima una residencia de lujo con zonas de bienestar y sala de cine? Tercera, el problema del tráfico y del aparcamiento: 117 plazas privadas suenan a comodidad, pero también implican más coches en un casco urbano estrecho con acceso limitado.

Lo que ha quedado corto en el debate público hasta ahora son las garantías concretas para la conservación y la accesibilidad pública del sistema de túneles descubierto. Hay declaraciones sobre la documentación y una comisión aprobatoria, pero no hay compromisos claros sobre cómo podrán las personas de Palma experimentar este patrimonio en el futuro. Tampoco se discute abiertamente cómo la política de precios de proyectos así afecta a largo plazo al mercado residencial local: ¿qué señales envían precios máximos de varios millones a familias jóvenes, artesanos o trabajadores de la restauración y los cuidados?

Una escena cotidiana para contextualizar: en una mañana ventosa sale olor a café recién hecho de las puertas del Mercat de Santa Catalina; furgonetas de reparto maniobran, suenan timbres de bicicletas y el basurero barre la esquina junto a la fuente de Santo Domingo. Vecinos regresan con bolsas, personas mayores discuten sobre las plazas de aparcamiento y los niños miran con curiosidad la obra vallada. Esas imágenes muestran que el centro de Palma no es una escenografía: es espacio de trabajo y de vida, no un escaparate exclusivo solo para compradores acaudalados.

Propuestas concretas que el ayuntamiento, los promotores y la vecindad deberían plantearse seriamente: 1) Un programa de visitas público y técnicamente seguro para el complejo de túneles con una exposición informativa asociada — eso hace la historia vivible en vez de dejarla anónima bajo el lujo. 2) Una cuota vinculante de vivienda asequible o un tope de alquileres en el entorno inmediato de grandes proyectos, financiado mediante una tasa de desarrollo a cargo de los promotores. 3) Un convenio urbanístico para la gestión del tráfico: más espacio para peatones, horarios regulados de abastecimiento y un sistema de incentivos para residentes sin segundo vehículo. 4) Obligaciones de transparencia en la venta y comercialización: divulgación del origen de los compradores y de los planes de uso, para que el municipio pueda valorar mejor las evoluciones.

Por qué es importante: Palma no es una isla privada cerrada para ricos; la ciudad vive de mezclas — de mercados, oficios, familias de toda la vida y nuevos residentes. Si los nuevos proyectos se diseñan exclusivamente pensando en la rentabilidad y la exclusividad, se reduce el espacio para las personas que sostienen el día a día en la isla.

Conclusión: la promoción de 57 unidades y el hallazgo inesperado de un túnel histórico ofrecen oportunidades — pero solo si los intereses no los marcan únicamente los inversores. Hacen falta compromisos vinculantes para la preservación del patrimonio, medidas concretas de compatibilidad social y una planificación clara de tráfico y espacios verdes. Si no, lo que podría ser un capítulo interesante de desarrollo urbano corre el riesgo de convertirse en otro episodio de desafección: del paseo costero donde muchos palmesanos aún van a por su café por la mañana, a una calle privatizada para unos pocos adinerados.

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