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Ballermann en transformación: Playa de Palma y Magaluf muestran una temporada más tranquila, pero persiste un disgusto

Ballermann en transformación: Playa de Palma y Magaluf muestran una temporada más tranquila, pero persiste un disgusto

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Este verano hubo menos alboroto en la Playa de Palma y Magaluf de lo esperado. Más policía aporta tranquilidad, pero crece el comercio ilegal en la vía pública. Los hoteleros exigen medidas adicionales.

Menos alboroto, más rutina — pero no todo está bajo control

Cuando caminaba una cálida mañana de agosto por la Avenida de Alemania, se hizo evidente: la música era más baja, las calles más limpias, y en la playa patrullaban más uniformados que de costumbre. Nada que ver con las imágenes de años anteriores. El ambiente, más relajado, casi normal.

Hoteleros locales informan de forma unánime que la temporada fue notablemente más tranquila. Varias fuentes locales citan como motivo la mayor presencia de la policía local — aproximadamente una treintena de agentes adicionales, según se escucha en el entorno de los hoteles. "La presencia visible ha contenido de raíz muchas escenas descontroladas", dice un portavoz de la Asociación de Hoteles de Playa de Palma. Parece aliviado, pero no eufórico.

El resultado: los carteristas, las ventas de drogas abiertas y el ruido nocturno se han reducido perceptiblemente. Por las noches se ve ahora con más frecuencia a familias con niños o parejas que antes preferían otras esquinas de la isla. En resumen: la imagen del público de fiesta siempre bebido ha dejado de ser la norma.

Un problema sigue creciendo: el comercio ilegal en la vía pública

Si hay un reverso, es el floreciente comercio ilegal en la paseo marítimo. Vendedoras y vendedores ofrecen joyas, alcohol y dispositivos electrónicos abiertamente — a menudo de manera agresiva y sin controles. "Se nos escapa cada vez más", advierte un representante hotelero. La demanda es clara: más despliegue de la Policía Nacional y sanciones más duras.

Por parte oficial se dice que ya se han tomado medidas suficientes y que la Playa es segura. Eso no coincide con las experiencias de algunos hoteleros y vecinos, que de noche observan cómo los vendedores se levantan y desaparecen rápidamente. Una "obra en curso", podría decirse.

También Magaluf cambia su rostro

En el oeste de la isla resuenan tonos similares que dibujan una imagen distinta: Magaluf, antaño sinónimo de excesos, pareció más tranquilo en esta temporada. El municipio ha endurecido los controles, regulado las ventas de bebidas alcohólicas y limitado los horarios. Un portavoz de la asociación de Palmanova-Magaluf lo resume así: "Nos hemos estabilizado, los visitantes vienen más conscientes y gastan más".

El perfil de los visitantes se desplaza notablemente: menos turistas bebedores, más familias y viajeros con mayor poder adquisitivo. Los smartphones y drones complementan el trabajo policial clásico — la vigilancia, dicen los responsables, ha adquirido formas más modernas.

Sólido, pero distinto, en lo económico

Financieramente el resultado es sorprendentemente positivo: aunque las pernoctaciones en la Playa de Palma cayeron aproximadamente un cuatro por ciento, precios más altos compensaron la caída. Los hoteleros hablan de tasas medias de alrededor de un ocho por ciento más altas. Se esperaban alrededor del 85 por ciento de ocupación para septiembre, y también octubre se ve bastante bien según las reservas.

Al final queda un balance mixto: más seguridad diaria, menos desmanes públicos — pero un problema no resuelto con el comercio ilegal en la calle. Y la sensación de que la isla se está reordenando poco a poco. Seguiré observando — en mi próxima caminata, tal vez con un café en la mano y sin ruidos de fiesta de fondo.

Nota: las declaraciones provienen de representantes de asociaciones locales y observaciones de la temporada 2025.

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