Local pequeño, grandes ideas: Ca'n Ela sirve comida vegana fresca y regional en el Carrer de la Mar. Un menú de mediodía que suele acertar, pero no todo es perfecto.
Un pequeño local con una gran intención
En la Carrer de la Mar, número 16, justo al lado de la Lonja gótica, se encuentra un local que pasa desapercibido si no miras con atención. Ca'n Ela se ha convertido en los últimos años en una referencia fiable para platos veganos. Fui allí un martes agradable a las 13:00; la calle olía a granito recién barrido y café, y a pesar de las pocas mesas, el local ya estaba a medio llenar.
Lo que agrada
El menú del mediodía cambia a diario y a menudo sorprende con combinaciones ingeniosas. Ese día había un tabulé de couscous con col roja y hinojo, así como un jugo recién exprimido de naranja, remolacha y cúrcuma. Lo que más me llamó la atención fue una sopa cremosa de verduras con espinacas abundantes, que sabía cálida y sencilla. Como plato principal había verduras asadas (brócoli, coliflor, zanahorias) con arroz al curry especiado y pasta con salsa de calabacín y setas. Una buena idea: ofrecían combinar ambos platos en un plato, ideal para comparar texturas y condimentos.
El nivel de precios es moderado; las porciones están dimensionadas de forma que después apetezca dar un pequeño paseo digestivo, no echarse una siesta.
No todo sale a la perfección
Los finales dulces tuvieron altibajos: el pastel de nueces y semillas estuvo muy logrado, mientras que la Verrine de chocolate tuvo un sabor más apagado, bastante plano, con poco contraste. También la carta de bebidas es clara: había algunas cervezas estándar y una pequeña selección de vinos, entre ellos un vino mallorquín (Castell Miquel). Quien busque vinos naturales o cervezas artesanales podría sentirse decepcionado.
Detrás del mostrador: historias y corazón
Ca'n Ela fue fundada por Ella Santiona y su hija, después de que otro local vegetariano cerrara. Se nota la experiencia del equipo: servicio tranquilo, ambiente familiar y ojo para los productos regionales. Casi todos los platos son sin gluten o se pueden adaptar; un plus para alérgicos.
El local es pequeño, las mesas están muy juntas; si a alguien le gusta la privacidad, es mejor reservar. Recomiendo compartir varios platos: así se descubren más texturas.
La ubicación junto a la Lonja convierte el local en un buen cierre tras una visita al mercado o un paseo por el casco antiguo.
Mi conclusión
Ca'n Ela no es una declaración de moda, sino un lugar fiable para comer bien basado en plantas en Palma. Tiene rincones que aún pueden madurar (postres, selección de bebidas), pero la cocina tiene corazón y cabeza. Quien valore ingredientes frescos y simples y le guste compartir, aquí a menudo estará feliz. Consejo: temprano en la noche la atmósfera es especialmente agradable — velas, luz tenue y la vecina con el loro, que ocasionalmente pasa.
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