Voluntarios recogiendo basura marina en Mallorca: neumáticos, redes y botellas en Cala Blava

6,5 toneladas de basura en julio: por qué las costas de Mallorca siguen luchando

👁 7240✍️ Autor: Lucía Ferrer🎨 Caricatura: Esteban Nic

Casi 6,5 toneladas de residuos fueron extraídas en julio del agua frente a las Baleares —más de la mitad alrededor de Mallorca. Un testimonio, análisis: por qué las intervenciones no son suficientes y qué soluciones son necesarias ahora.

6,5 toneladas de basura en julio — y la pregunta sigue: ¿Bastan las campañas de limpieza por sí solas?

Cuando por la mañana el olor del mar y de los croissants recién hechos se mezcla en el Passeig des Born, casi nadie piensa en neumáticos y cubos de plástico que flotan por ahí. Aun así, el balance del gobierno balear para julio extrajo del mar cerca de 6,5 toneladas de residuos —y Mallorca fue la más afectada con alrededor de 3,6 toneladas.

Una mañana en el mar: Cala Blava y la pequeña recopilación de grandes problemas

La semana pasada salí con una pequeña tripulación frente a Cala Blava. El barco dio tirones, las gaviotas sobrevolaban y el viento traía sal en el pelo. Desde lejos el agua parecía clara. Hasta que nos topamos con una acumulación flotante: corcho, botellas, una red de pesca enmarañada. En una hora recogimos una cantidad que a primera vista parecía inofensiva —hasta que se contempla el conjunto.

La lista de hallazgos es conocida y deprimente: neumáticos de coche viejos, cubos de plástico, restos de redes, trozos grandes de madera. Las autoridades hablan de casi la mitad de plástico del total. Esa es la cara visible. La menos visible: microplásticos, fondos marinos dañados por redes hundidas y los costes económicos para pescadores y empresas turísticas.

La cuestión central: ¿por qué no disminuye?

Esta evolución plantea una pregunta sencilla pero urgente: ¿Por qué no se reduce la basura a pesar de las intervenciones regulares? La respuesta corta es: porque limpiar trata sólo los síntomas. Las causas más profundas suelen quedar fuera —y eso hace que el problema sea persistente.

Entre las causas poco abordadas están:

1. Pérdida de material pesquero: Redes y cabos viejos o perdidos suelen flotar durante años y arrastran más aparejos. Se conocen como “redes fantasma” y dañan la fauna y el fondo marino.

2. Vertidos ilegales y falta de infraestructura en los puertos: No todas las marinas cuentan con ofertas sencillas y gratuitas para desechar residuos de embarcaciones. Quienes tiran basura en el mar rara vez se hacen visibles —salvo en el balance de residuos.

3. Tiempo y corrientes: Vientos fuertes, oleaje tras semanas de tráfico marítimo y escorrentías de la isla envían botellas, envases y restos de combustible al mar. Especialmente después de tormentas llegan grandes cantidades de material desordenado a lugares inesperados.

Lo que suele pasarse por alto — y por qué es importante

En el debate público dominan las imágenes de equipos de voluntarios que arrastran bolsas llenas de botellas por la playa. Eso es importante y loable. Pero lo que se deja de lado incluye: los costes de recuperaciones profesionales, la persecución legal de los causantes y la carga a largo plazo sobre los hábitats. Y sí: la propia recuperación puede ser peligrosa si hay combustible o restos químicos —un problema que en julio se vio en intervenciones especiales.

Aun así hubo una escena positiva: en un operativo se rescató una tortuga marina desorientada. Esos momentos recuerdan por qué el trabajo es necesario —y enlazan emocionalmente a la gente con el mar.

Oportunidades concretas: qué podría ayudar ahora

La buena noticia: hay medidas tangibles que aportan más que nuevas cuadrillas de limpieza. Algunas propuestas que podrían funcionar rápido a nivel local:

- Mejores ofertas en los puertos: Puntos de recogida gratuitos y fáciles de acceder para residuos de embarcaciones en todas las marinas —incluidas áreas separadas para redes.

- Incentivos para la devolución: Programas que compensen a los pescadores por devolver redes y cabos viejos, ya sea económicamente o con material.

- Refuerzo de la vigilancia: Más controles en el mar y mayor seguimiento tras fuertes vientos, junto con multas claras por vertidos ilegales constatados.

- Prevención en tierra: Mejora de los sistemas de aguas pluviales y del drenaje vial para que menos residuos lleguen al mar desde la isla.

- Conexión entre voluntariado y profesionales: Equipos móviles que proporcionen formación, material y logística a los voluntarios —así las operaciones serán más seguras y sostenibles.

Qué puede hacer cada uno de nosotros

La recomendación principal no es sorpresa: cada bolsa de basura ayuda. Pero más concretamente: quien está en la playa recoge algo más que sus propios desechos. Los navegantes planifican la gestión de residuos antes de salir. Restaurantes y quioscos costeros reducen envases de un solo uso y ofrecen alternativas. Y los políticos locales invierten de forma dirigida en infraestructura portuaria —no es un lujo, es prevención.

El sonido de las olas, el bocinazo de barcos lejanos y el aroma del café por la mañana no deberían ir acompañados del mal sabor de encontrar plásticos al fregar la tumbona. Si la comunidad insular actúa ahora —con estrategia clara en lugar de solo guantes y bolsas— podemos lograr que las calas estén más limpias a largo plazo. Y las tortugas que rescatamos nos lo agradecerán de todas formas.

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