Ibavi crece — 171 viviendas nuevas: ¿una gota en el océano?

Ibavi crece — 171 viviendas nuevas: ¿una gota en el océano?

👁 1927✍️ Autor: Ricardo Ortega Pujol🎨 Caricatura: Esteban Nic

El gobierno balear compró por 8,5 millones de euros terrenos y viviendas para que Ibavi aumente en 171 unidades. ¿Son el dinero y la prisa suficientes para aliviar la escasez y la presión?

Ibavi crece — 171 viviendas nuevas: ¿una gota en el océano?

Pregunta clave

¿Son 8,5 millones de euros y 171 viviendas adicionales suficientes para aliviar de verdad la presión palpable sobre el mercado de la vivienda en Mallorca?

Análisis crítico

Las cifras son claras: el gobierno balear ha adquirido terrenos y viviendas por 8,5 millones de euros. El instituto de vivienda Ibavi debería crecer así en 171 unidades; 48 de ellas son viviendas ya existentes, el resto se construirá en nuevos solares —entre otros en Palma y Manacor y también en Menorca e Ibiza. Actualmente Ibavi gestiona alrededor de 2.500 viviendas de alquiler. Además se habla de un procedimiento acelerado que debería agilizar futuras construcciones. A primera vista suena a una respuesta directa y pragmática. Pero con una mirada serena quedan muchas preguntas abiertas.

Lo que falta aquí — y por qué es importante

¿Cuánto cuesta netamente una vivienda dentro de este paquete? ¿Cuántas de las unidades previstas estarán realmente destinadas a hogares de renta baja y cómo se determinarán los alquileres? ¿Qué plazos son realistas — meses o años — hasta la finalización? Las simples sumas y cantidades dicen poco sobre la utilidad cotidiana. También es importante: ¿se usarán terrenos en el interior de la ciudad o se construirán viviendas en la periferia, lejos de empleos y escuelas? Sin respuestas claras existe riesgo de desplazamiento justo donde la necesidad es mayor.

Escena cotidiana en Palma

A primera hora de la mañana en la Carrer de Sant Miquel huele a café recién hecho, los furgones paran, los comerciantes descargan. Una mujer mayor con una bolsa del Mercat de l'Olivar se detiene y le cuenta a un panadero que su hija debe cambiar de ciudad cada dos meses porque el alquiler sube. El ruido de una obra se mezcla con los bocinazos de los autobuses en la Avenida Argentina — señales de un mercado que crece y de un espacio habitacional que se reduce. Conversaciones así muestran: la gente necesita previsibilidad, no titulares con cifras que se pierden en el papel.

Análisis crítico — oportunidades y riesgos

La ampliación de 171 viviendas es un paso, pero en relación con el parque de unas 2.500 viviendas de alquiler y la demanda existente la magnitud es limitada. La compra por 8,5 millones de euros deja espacio a especulaciones sobre el precio por metro cuadrado y la calidad de las ubicaciones. El procedimiento acelerado resulta atractivo —pero velocidad sin transparencia puede conducir a una planificación de menor calidad, a estándares energéticos deficientes o a una mala conectividad. Además debe considerarse: la vivienda pública sólo funciona si van acompañadas medidas de mantenimiento, atención social y financiación a largo plazo.

Lo que suele faltar en el debate público

Suele hablarse de nuevas construcciones y de cantidades, pero menos de los costes de mantenimiento, de la mezcla social y de modelos de alquiler a largo plazo. También se debate con poca frecuencia cómo rehabilitar la edificación existente en los centros o convertir locales comerciales vacíos. Tampoco hay una discusión honesta sobre quién se beneficia de las nuevas viviendas: ¿familias locales, trabajadores del turismo, o grupos inversores que podrían privatizarlas más adelante?

Propuestas concretas

1) Prioridad para la densificación urbana: las ayudas deberían favorecer la reutilización de comercios y oficinas vacías antes que nuevas construcciones en la periferia. 2) Finanzas en transparencia: el gobierno debe publicar cuánto se invierte por unidad para evitar la especulación. 3) Modelos de sujeción de alquiler: una parte de las viviendas debe estar vinculada de forma permanente a los ingresos; modelos como alquileres escalonados evitan la salida posterior al mercado libre. 4) Construcción modular con estándares de calidad: los prefabricados pueden acelerar, pero no deben recortar aislamiento, protección acústica o espacios comunitarios. 5) Participación local: la implicación de los residentes en criterios de selección y desarrollo de barrio aumenta la aceptación y la utilidad. 6) Cooperación entre municipios: Palma, Manacor, Menorca e Ibiza deberían coordinar suelo para garantizar servicios infraestructurales (guarderías, autobuses, suministro cercano). 7) Fondo de mantenimiento: el parque público necesita reservas —solo construir no resuelve el problema.

En resumen — conclusión contundente

La incorporación de 171 viviendas es necesaria, pero no una panacea. Quienes exigen rapidez deben preguntarse también: ¿a qué precio, para quién y con qué horizonte? Sin claridad sobre costes, ubicaciones y modelos de alquiler, el proyecto es un primer paso, no más. En las calles de Palma, bajo el olor a café y polvo de obra, la gente percibe pronto si la política ofrece solo cifras o perspectivas reales de vivienda.

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