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Mallorca en escasez de agua: Pozos vacíos, reglas más estrictas

Mallorca en escasez de agua: Pozos vacíos, reglas más estrictas

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Durante semanas, los municipios impusieron restricciones de uso: piscinas, riego de jardines y lavado de coches están prohibidos en muchos lugares. Las causas: menos lluvia, mayor consumo y redes de tuberías en mal estado.

Cuando el grifo se queda sin agua: recortes cotidianos en Mallorca

En la madrugada, en una calle lateral de Palma, normalmente se oye el traqueteo de cubos y el pitido de los camiones de reparto. Este año el sonido es distinto: menos regaderas, más conversaciones sobre planes de ahorro. En varias localidades de la isla—desde Sóller hasta Pollença—llevan semanas aplicándose restricciones al suministro de agua potable. Las piscinas ya no pueden llenarse, el riego de jardines y los lavados de coches privados están prohibidos en muchos lugares.

¿Qué tan escasa está realmente?

Las mediciones muestran: las reservas subterráneas son significativamente menores a lo habitual. Actualmente las reservas de agua subterránea están en torno al 41 por ciento de su capacidad. Un nivel mínimo comparable se midió por última vez durante la gran sequía de 2016. En aquel entonces, durante el verano cayeron apenas unos 8,4 litros por metro cuadrado —en contraste con los aproximadamente 40 litros esperados. Muchos de aquí recuerdan todavía los veranos secos anteriores; esta vez, la ausencia de recargas invernales parece especialmente persistente.

¿Por qué el problema es tan persistente?

No es casualidad: más habitantes, más turistas y un consumo creciente recaen sobre las fuentes. La población de la isla creció notablemente en las últimas décadas, y además llegan millones de visitantes de forma estacional —las cifras del turismo han aumentado fuertemente desde 2011. Al mismo tiempo, la recarga invernal de las reservas no se produjo en los últimos años: donde antes los niveles superaban el 70 por ciento, ahora suelen rondar el 50 por ciento o por debajo.

Otro punto que se escucha a menudo en el terreno: redes de tuberías en mal estado. En algunos municipios, una parte considerable del agua potable se pierde debido a tuberías con fugas —en algunos casos más de la mitad, según los técnicos. Por ello, el gobierno de las Islas Baleares invierte en infraestructura: además de la ampliación de las instalaciones de desalinización existentes, está prevista otra gran planta por unos 70 millones de euros, probablemente en Felanitx. Además, se destinan cientos de millones para la modernización de las conducciones y la mejor reutilización de aguas depuradas.

¿Qué significa esto para la gente de aquí?

Prácticamente: quien tiene un jardín, apaga los aspersores. Quien alquila un apartamento de temporada, debe informar a los huéspedes. Las medidas son desagradables, pero buscan asegurar el suministro de agua potable. Muchos residentes aceptan las reglas con una mezcla de comprensión y resignación; se oyen comentarios como «Ahorramos, pero nunca es suficiente.»

A largo plazo queda la pregunta de cómo el crecimiento turístico, el cambio climático y las mejoras de infraestructura equilibrarán las cosas. A corto plazo, hay que vigilar el consumo de agua —y tal vez por las noches no haya más llenado de la piscina.

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