En Son Carrió se ha inaugurado un pequeño museo del ferrocarril, montado con cariño. Esta semana la entrada es gratuita: una oportunidad perfecta para una excursión.
Un depósito, historias y vapor de la memoria
Quien hoy pase por el antiguo depósito ferroviario de Son Carrió nota enseguida: aquí hay algo diferente. Las pesadas puertas están abiertas, desde las naves se oye el crujir de antiguas bisagras y el olor a aceite se mezcla con el aroma del café recién hecho del centro de visitantes. Tras años de planificación, la pequeña exposición ha abierto oficialmente: el nuevo Museu del Ferrocarril de Mallorca.
Qué puede esperar
En el antiguo depósito, construido en su momento para la prevista línea de Manacor a Artà, se alinean vagones históricos. No son monolitos museísticos, sino testigos del tiempo que todavía se pueden tocar: pintura descascarillada, bancos con muescas y una antigua maleta de revisor que parece tener aún historias que contar. Estaciones interactivas explican cómo funciona una locomotora, y una gran proyección recorre en imagen y sonido la vida ferroviaria del siglo XIX.
Para las familias hay un rincón con una maqueta en el que los niños pueden accionar desvíos. Voluntarios, algunos con carrera en la isla, están disponibles para responder preguntas, a menudo con una sonrisa y una anécdota personal sobre alguna composición concreta.
Información práctica
Las puertas están abiertas a partir de mañana: el museo abre de miércoles a domingo, de 10:00 a 17:00. En la semana de inauguración la entrada es gratuita, una invitación que obviamente atrae a muchos residentes y visitantes. Quienes quieran profundizar pueden participar en las visitas guiadas cortas: los martes a las 11:00 y a las 15:00 (se recomienda inscribirse in situ) se cuentan historias de la técnica y de la línea proyectada que nunca llegó a completarse.
El acceso al museo se realiza por la calle pequeña junto al mercado; las plazas de aparcamiento son limitadas, en bicicleta es más cómodo. El recinto del museo está adaptado con accesos reducidos, pero en pasajes muy estrechos entre vagones el personal ayuda con gusto.
Por qué esto es importante
No se trata solo de trenes. El depósito habla de una época en la que la movilidad y la construcción insular se encontraban, y de las personas que tendieron vías bajo calor y polvo. Para Son Carrió el museo es un pedazo de identidad: un lugar que recuerda planes olvidados y la artesanía local. Y, siendo sinceros: es divertido pasear entre acoplamientos y radios, sorprenderse y quizá encontrar una dosis fiable de nostalgia.
Así que si aún no tiene planes esta semana: lleve una chaqueta (en el depósito suele hacer algo de frío), tómese su tiempo para la proyección y para una charla con los voluntarios. Se siente como un pequeño hallazgo real, en medio de la isla.
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