Coche accidentado en la Avinguda de Jaume III en Palma con cristales rotos y daños visibles

Accidente en Palma: alcohol al volante pese a la retirada del permiso — ¿por qué no actúa el sistema?

👁 3721✍️ Autor: Ana Sánchez🎨 Caricatura: Esteban Nic

En la Avinguda de Jaume III se produjo un choque tarde por la noche: un conductor, a quien ya le habían retirado el permiso, condujo ebrio en un semáforo en rojo y colisionó con otro vehículo. ¿Por qué se repiten estos casos — y qué consecuencias tiene para el vecindario?

Accidente en Palma: alcohol, un semáforo y la extraña cerveza después

Sobre las 23:15 de una tarde templada en Palma, dos fuertes golpes metálicos sacaron a los vecinos del televisor: en la Avinguda de Jaume III dos vehículos colisionaron en una intersección. Silencio momentáneo, luego el crujido de fragmentos de cristal bajo los zapatos de los primeros que salieron de las viviendas. Una farola parpadeaba, bocinas de taxis se mezclaban con voces: un sonido urbano habitual, pero de pronto se sumaron las sirenas.

Desarrollo: semáforo, choque, prueba de alcoholemia

Testigos relatan que un Alfa Romeo gris entró en la intersección con luz roja y chocó frontalmente con otro vehículo. Ambos coches sufrieron daños considerables; aceite y cristales cubrían el asfalto. Los servicios de emergencia atendieron a los ocupantes del segundo vehículo: suerte en la desgracia, solo lesiones leves, nada que pusiera en peligro la vida.

La policía realizó en el lugar una prueba de alcoholemia. Resultado: claramente por encima del límite permitido —según los agentes, aproximadamente cuatro veces más. Y otra información explosiva: al conductor le habían retirado antes la licencia por una infracción relacionada con el alcohol. Supuestamente estaba asistiendo a un curso para recuperar el permiso, pero aún no le habían devuelto la tarjeta.

El surrealista desenlace: una cerveza en la barra

Casi como en una película fue la escena que se produjo después: tras el accidente el hombre fue a un bar cercano, se sentó en la barra y pidió una cerveza. Clientes y responsables del local mostraron su incredulidad y le pidieron que se marchara. Los policías anotaron este comportamiento en su informe —un detalle que en el vecindario se discute mucho tiempo como signo de una peligrosa indiferencia.

La pregunta central

¿Por qué se pone alguien al volante siendo su licencia retirada —y por qué el sistema no evita de forma fiable estas repeticiones? Esta cuestión tiene varias capas: conducta individual, lagunas en el control y posiblemente medidas preventivas insuficientes en la ciudad.

Lo que a menudo se pasa por alto

En conversaciones con vecinos se aprecia que no se trata solo de un incidente aislado. Muchos sienten que su vida nocturna se ve afectada: parejas paseando, propietarios de restaurantes y taxistas conocen la esquina, las farolas, el olor a pescado frito del puerto a pocas manzanas. Cuando los residentes dicen «uno piensa que eso solo le pasa a los demás», a menudo hay también frustración por infracciones recurrentes y la sensación de que los controles son esporádicos.

Poca atención se presta al papel de los reincidentes: quien ya ha sufrido la retirada del permiso no está estadísticamente «curado». Los cursos de reincorporación ayudan, pero no garantizan que no haya recaídas. A ello se suman problemas prácticos: ¿cómo vigilar que alguien realmente no conduzca? ¿cómo asegurar que las sanciones y medidas se cumplan de forma coherente?

Puntos concretos de actuación — qué sería útil ahora

Algunas medidas deberían debatirse en Palma, sin desatar de inmediato polémicas incontroladas:

1. Controles más frecuentes y dirigidos en puntos conflictivos conocidos como avenidas muy transitadas y cruces con mayor afluencia nocturna. Una presencia visible disuade y da mayor sensación de seguridad a los vecinos.

2. Posibilidades de vigilancia electrónica, por ejemplo el uso dirigido de cámaras en semáforos para documentar de forma fiable los pasos en rojo. Las preocupaciones sobre protección de datos son importantes, pero ante riesgos repetidos para la seguridad pública hay que ponderar.

3. Sanciones más duras por conducir sin permiso, combinadas con programas preventivos: evaluaciones médico-psicológicas, reciclajes obligatorios y, si procede, medidas supervisadas electrónicamente para conductores de riesgo.

4. Responsabilidad de bares y establecimientos: formación del personal, protocolos claros cuando se detecta a clientes visiblemente ebrio al volante, mejor cooperación con la policía y la comunidad.

Lo que piden los vecinos — y lo que es posible

Muchos residentes demandan no solo castigos, sino una sensación de seguridad: controles regulares, tramitación más rápida de denuncias e información transparente sobre las consecuencias. La política y la policía tienen la obligación de encontrar un equilibrio entre prevención, represión y la restauración de la confianza.

Para los afectados del segundo vehículo queda por ahora el daño: chapa, algunos moratones y el papeleo que ocupará las próximas semanas. Para el vecindario queda la duda de si este choque nocturno fue un caso aislado —o una señal de alarma que por fin debe ser tomada en serio.

Si vio algo o puede aportar datos, por favor contacte con la Guardia Civil en Palma. Cualquier observación puede ayudar a evitar incidentes similares.

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