Onigiri und Mochi in Palma: Kleiner japanischer Snack erobert Calle Sindicat

De triángulos de arroz y mochi: tienda de snacks japonesa trae aire fresco a Palma

👁 2173✍️ Autor: Adriàn Montalbán🎨 Caricatura: Esteban Nic

Una nueva tienda en la Calle Sindicat sirve Onigiri y Mochi: prácticos bocados de arroz que ya se han ganado fans en Palma. Por qué el concepto encaja aquí y qué deberías pedir.

De triángulos de arroz y mochi: tienda de snacks japonesa trae aire fresco a Palma

Onigiri manejables, pequeños mochi y una nueva experiencia de sabor en la Calle Sindicat

En una templada tarde de noviembre en Palma, cuando el sol aún calienta la Calle Sindicat y el ruido de carros y conversaciones lejanas llena la calle, un pequeño local ha llamado la atención. Frente a la puerta de Aki Japo se reúnen personas; algunos llevan bolsas de la compra, otros tienen bicicletas. No esperan un gran menú, sino pequeños triángulos de arroz cuidadosamente formados: onigiri.

El principio es sencillo, el efecto grande. Los onigiri son porciones prácticas de arroz glutinoso japonés, rellenas y a menudo envueltas con una tira de nori. En Aki Japo hay variantes con pescado, mariscos, carne y verduras: desde el clásico atún con mayonesa hasta combinaciones con gambas fritas y aguacate o calamar picante. Un triángulo típico cuesta 3,65 euros, suficiente para saciar, pero lo bastante pequeño para probar varias opciones.

El propietario, Wenzi Peng, aporta experiencia de la cocina de sushi y ha orientado la oferta deliberadamente hacia la cultura de la calle y los snacks. Trabaja de forma visible distinta a las grandes sushiterías: no hay un arsenal de cubiertos, ni un servido elaborado, sino porciones que se comen con la mano, para llevar rápidamente o disfrutar en el local. De guarnición ofrecen mayonesa picante, salsa de soja y mayonesa clásica: pequeños impulsos de sabor que complementan la estructura del arroz sin sobrecargarla.

Quien todavía tenga espacio para el dulce, encontrará Mochi en la carta. Las bolas blandas de arroz, rellenas con crema de matcha o como esfera de mousse de matcha, cuestan 2,99 y 4,99 euros respectivamente. Los mochi son pegajosos, suaves y maridan muy bien con un té fuerte o un pequeño espresso. Junto con los onigiri forman un pequeño menú que se disfruta rápido y que también es ideal para llevar a un paseo en barco o a un paseo por el paseo marítimo.

Lo que hace atractivo este concepto para Palma tiene varias razones: en primer lugar, el formato es ideal para el día a día aquí: turistas explorando, residentes con poco tiempo, personas camino al trabajo. En segundo lugar, amplía la paleta culinaria sin grandes complicaciones. En lugar de un restaurante japonés completo, Aki Japo apuesta por pocos elementos, preparados con cuidado. Eso hace la cocina predeciblemente buena y asequible.

La escena frente al local muestra además algo habitual y bonito: la gente se detiene, observa, comenta, ríe. Una mujer mayor que viene del mercado se lleva dos onigiri; una pareja prueba con cautela un mochi y los ojos se les agrandan. Esos momentos cotidianos se integran en el mosaico de Palma de pequeñas tiendas, sonidos callejeros y olores, y demuestran que la ciudad no vive solo de grandes restaurantes.

Para los curiosos, recomiendo un pequeño plan de degustación: un onigiri clásico de atún, una variante con gambas fritas y aguacate y un mochi para terminar. Quien quiera, se sienta en uno de los bancos cercanos y observa la calle: así no solo se saborea el arroz, sino también Palma.

Para la isla esto significa más que una nueva dirección: es otro ejemplo de la diversidad que está marcando cada vez más a Palma. Conceptos pequeños con una idea clara, oficio y precios moderados encajan bien con las necesidades diarias de residentes y visitantes. ¿Inspiración para otros emprendedores gastronómicos? Seguramente. Para el resto: una alternativa bienvenida y sin complicaciones que invita a descubrir una nueva esquina de la ciudad.

Quien quiera seguir la tendencia: Aki Japo está en la Calle del Sindicat 48, los snacks también se ofrecen para llevar. Y si prefiere algo muy local: pruebe su onigiri en un banco del Passeig o lleve un mochi al mercado, donde el aroma de naranjas y café recién hecho despierta los sentidos.

Conclusión: Sin grandes fuegos artificiales, pero con bocados honestos y con carácter. Los onigiri y los mochi son pequeños puentes en la variada escena gastronómica de Palma: prácticos, económicos e ideales para un disfrute rápido en el camino.

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