Un autobús urbano colisionó en Son Gotleu con un SUV y cinco personas resultaron heridas. Además del desarrollo del accidente surge la pregunta: ¿son suficientes solo los controles o necesita Palma soluciones estructurales en sus cruces peligrosos?
Autobús y SUV colisionan en Son Gotleu: cinco heridos, muchas preguntas
A primera hora del martes por la mañana las sirenas rompieron la tranquilidad en Son Gotleu. En la intersección Tomàs Rullán / Sant Ignasi colisionaron un autobús de la EMT y un SUV. Cuatro pasajeros del autobús y la conductora del SUV resultaron heridos; los vehículos quedaron gravemente dañados. Afortunadamente, los clientes de una terraza cercana no resultaron heridos — una suerte que no es evidente en este barrio tan densamente poblado.
Cómo ocurrió — y por qué es más que un caso aislado
Testigos relatan que el SUV ignoró una señal de stop. El autobús, en servicio, no pudo esquivarlo y embistió al vehículo, que a su vez fue proyectado contra un coche estacionado. La fuerza del impacto muestra lo poco que margen hay para errores en las estrechas calles de Palma. La policía local investiga, los servicios de emergencia de SAMU 061 acudieron rápidamente, Emaya limpió la calzada y las grúas retiraron los restos. Técnicos de la EMT inspeccionaron el autobús antes de su retirada.
La pregunta central
¿Pueden controles más intensos por sí solos evitar este tipo de accidentes — o necesita Palma urgentemente cambios estructurales y un rediseño viario? No es una cuestión académica, sino práctica: si se repite un choque así, no solo los implicados pagan las consecuencias, sino todo el vecindario.
Aspectos que rara vez se abordan
En el debate público suele mostrarse solo la instantánea: el incumplimiento de una señal, una noticia rápida sobre el accidente. Menos tratadas están:
1) Líneas de visión e infraestructura: Muchas intersecciones en Son Gotleu son estrechas, los coches aparcados dificultan la visibilidad, faltan semáforos y las señales de stop a veces quedan ocultas tras maceteros o farolas. Una señal de stop que solo sirve de adorno es un problema grave.
2) Operación de las líneas y frecuencia de los autobuses: Los conductores trabajan contra reloj. Si las líneas van muy ajustadas, hay menos margen para reaccionar ante tráficos imprevistos.
3) Factores sociales y espaciales: Son Gotleu es un barrio densamente poblado con mucho tránsito peatonal, pequeños comercios y terrazas — los riesgos para terceros son mayores que en avenidas amplias.
Soluciones concretas — qué debe hacer Palma ahora
No basta con pedir "controles más intensos" tras un accidente y luego dejar el tema. Medidas prácticas con efecto a corto plazo:
- Liberar las líneas de visión: Prohibiciones de aparcamiento en la proximidad inmediata de las intersecciones, señalización clara y eliminación de obstáculos que impidan la visibilidad.
- Calmado físico del tráfico: Badenes, islas elevadas y estrechamientos de carril que obliguen a reducir la velocidad — suelen ser más eficaces que las multas.
- Mejora de la señalización y la iluminación: Láminas reflectantes, colocación más elevada de las señales de stop y mejor alumbrado en las primeras horas de la mañana.
- Vigilancia donde vive la gente: Controles móviles de velocidad, cámaras puntuales en puntos negros y presencia policial visible en franjas horarias problemáticas.
- Ajustes en la operación del transporte público: Flexibilizar frecuencias, formación adicional para situaciones de cruce de alto riesgo y revisiones técnicas de los autobuses para que los conductores puedan concentrarse en la conducción.
- Trabajo comunitario: Campañas de información local que involucren a vecinas y vecinos, comerciantes y repartidores — la seguridad vial es responsabilidad de la comunidad.
Oportunidad para Son Gotleu
Un accidente así es trágico, pero también puede servir para hacer visibles problemas que llevan años: cruces demasiado estrechos, normas poco claras y presión de tráfico en un barrio vivo. Si el ayuntamiento, la EMT, Emaya y la policía actúan ahora junto con los residentes para probar medidas concretas, es posible que a medio plazo haya menos personas en situación de riesgo.
El sonido de las sirenas, el raspar de las escobas de Emaya, las voces en la barra — todo eso forma parte del día a día en Son Gotleu. Sería un pequeño milagro que después de una mañana así todo siguiera igual. Lo ideal es aprender del suceso y diseñar la intersección para que la próxima sirena no vuelva a mezclar ritmos de hip hop y olor a café, sino que solo deje el recuerdo de una mañana peligrosa.
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