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Cámaras de tráfico en la Tramuntana: la licitación debería comenzar pronto

Cámaras de tráfico en la Tramuntana: la licitación debería comenzar pronto

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El consejo insular quiere impulsar ahora, mediante licitación, un proyecto de cámaras que ha estado estancado durante meses en la Ma-10. Objetivo: menos carreras ilegales y más tranquilidad para los residentes.

Finalmente hay movimiento con las cámaras en la Ma-10

Quien recorre por la Ma-10 por la noche, conoce la escena: rugido de motores, haces de luz en las curvas, conductores que parecen atrevidos. Desde hace meses se ha hablado de cámaras; ahora la licitación debería empezar pronto. Así lo anunció el consejo insular, y con ello el proyecto vuelve a ponerse en marcha.

En resumen: se trata de alrededor de 40 dispositivos, que se instalarán a lo largo de la ruta principal de la Tramuntana. Los costos totales estimados rondan los 1,2 millones de euros. En parte se instalarán cámaras con reconocimiento automático de matrículas (ANPR), en parte dispositivos que pueden medir el ruido. La tecnología debe documentar las infracciones y, cuando sea necesario, remitirlas a la autoridad nacional de tráfico.

¿Por qué todo esto? La respuesta es simple: quejas. Los vecinos de lugares como Valldemossa, Deià y Sóller han denunciado carreras nocturnas y motores ruidosos. Con el fin de semana, el enfado crece, porque se pierde la tranquilidad y surgen situaciones peligrosas. Yo misma apenas he dormido a las 11 de la noche porque los motores retumbaban sobre el valle, dice una vecina de Deià.

Lo que se arrastró hasta ahora

El proyecto evidentemente no avanzó sin contratiempos: desde la primavera del año pasado no se movió mucho; se pospusieron varias fechas. Ahora se busca lanzar un encargo oficial para que los dispositivos puedan ponerse en funcionamiento lo antes posible a principios del próximo año. ¿Funcionará? Aún hay que aclarar permisos administrativos y coordinaciones locales.

Los cámaras planeadas deben colocarse en puntos neurálgicos: en curvas cerradas, en miradores, donde a menudo se reúnen curiosos y amantes de la conducción. El objetivo no es arruinar la experiencia de conducir a los turistas, sino evitar carreras ilegales y aumentar la seguridad vial.

Protección de datos y controles

Por supuesto, las cámaras plantean preguntas: ¿Quién tiene acceso a las grabaciones? ¿Cuánto tiempo se almacenan los datos? Según el consejo insular, los sistemas están diseñados para funcionar de forma conforme a la ley y solo se remitirán ante infracciones claras. Sin embargo, persiste el escepticismo, especialmente entre voces críticas de la población.

La combinación de lectores de matrículas y medidores de ruido no es nueva desde el punto de vista técnico, pero sí en esta forma para la Ma-10. Si todo sale según lo previsto, las primeras mediciones se captarán automáticamente y se remitirán a las autoridades competentes, con menos controles manuales y más detección automática.

Qué esperan los residentes y los conductores

Muchos residentes esperan tranquilidad los fines de semana. Algunos conductores reciben con agrado controles adicionales, porque el placer de conducir no debe ir a costa de los demás. Otros advierten sobre una vigilancia excesiva de la carretera. Un punto medio pragmático sería útil: reglas claras, señales visibles y despliegues regulados en lugar de la vigilancia permanente.

Para las próximas semanas queda: se está preparando la licitación, se están solicitando ofertas y las autoridades desean verificar si el plan de tiempo se mantiene. Solo queda esperar que el equilibrio entre seguridad, privacidad y el típico ambiente de la Tramuntana funcione.

Conclusión: Un paso hacia un mayor control del tráfico en la Ma-10 está por venir. Si las cámaras realmente reducirán los problemas dependerá de la implementación y la aceptación. Y del tiempo: en las noches de otoño claras se oyen los motores especialmente fuertes.

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