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Crisis de migraciones en Mallorca: Baleares exigen ayuda rápida de la UE

Crisis de migraciones en Mallorca: Baleares exigen ayuda rápida de la UE

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Las Baleares alertan sobre el aumento de llegadas por mar y piden a la UE medidas claras, más personal en las fronteras y apoyo para menores no acompañados.

Las islas bajo presión — una llamada de ayuda desde Palma

No es solo una estadística de la que se pueda prescindir. Desde principios de año han llegado cientos de barcos a las costas de Mallorca, en total alrededor de 6.030 personas, repartidas en aproximadamente 327 desembarcos. Para una región con recursos limitados, esto se nota: instalaciones de acogida abarrotadas, centros para jóvenes llenos y municipios que deben organizar camas y comida a corto plazo.

Qué exige el gobierno

La presidenta del gobierno balear ha pedido encarecidamente apoyo en Bruselas. Se trata de dos cosas: más personal en las fronteras y ayuda para la acogida de personas vulnerables, sobre todo menores no acompañados. La demanda a la UE es clara y contundente: pasos concretos, no solo palabras.

Más concretamente, las representaciones insulares desean un despliegue ampliado de la agencia europea de fronteras, investigaciones aéreas y marítimas adicionales y flujos de información más transparentes — es decir, acceso a los registros de vuelos y navegación, para que las llegadas puedan coordinarse más rápidamente. En el terreno se escucha a menudo: “Necesitamos previsibilidad en la planificación, no sorpresas durante el fin de semana.”

Los números y la vida cotidiana

El desarrollo es vertiginoso: la ruta entre el Norte de África y Baleares ha mostrado recientemente un crecimiento claro — en algunos meses, aumentos de dos dígitos respecto al año anterior. También es notable el cambio en los países de origen: mientras antes llegaban sobre todo personas del Magreb, actualmente muchos refugiados provienen de países al sur del Sahara.

En Portixol, voluntarios cuentan que por la noche extienden mantas en la playa y por la mañana rellenan termos con café. En Cala Mayor se amontonan mantas y pañales, porque las llegadas a menudo no se pueden planificar. No es una crisis abstracta: es trabajo hasta altas horas de la noche para voluntarios y servicios sociales.

Madrid, Bruselas y los próximos pasos

El gobierno central subraya que Frontex ya está más activo en el oeste del Mediterráneo, incluida la vigilancia aérea. Sin embargo, Baleares exige más claridad sobre lo que exactamente se ha hecho y dónde falta ayuda. También se trata de finanzas: ayuntamientos y cabildos dicen que no cuentan con los medios necesarios para alojar adecuadamente a menores no acompañados.

A decir verdad, no habrá una solución rápida y fácil. La situación exige coordinación: responsabilidades claras, más personal en tierra y en el agua, y sobre todo una red que cubra desde Palma hasta Madrid y Bruselas. De lo contrario podría surgir, como advierten los representantes locales, un problema social y humanitario que va más allá de llegadas aisladas.

Por cierto: Quien camina por la costa ve el eco de este debate junto al café del paseo: voluntarios cansados pero decididos. Se mantienen conversaciones, se elaboran listas y se organiza el transporte. Un trozo de la vida cotidiana que rara vez se ve en una reunión de la UE.

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