El mercado de inspiración nórdica en Sa Faixina abrirá una semana más tarde de lo previsto. Por qué la burocracia, el clima y las protestas vecinales son más que excusas — y cómo podría hacerse de forma más justa.
Inicio retrasado: lo que realmente significa el nuevo mercado navideño en Sa Faixina
Los puestos de madera ya están alineados en el Passeig, pero el aroma del vino caliente y de las almendras garrapiñadas tendrá que esperar: el mercado navideño de inspiración nórdica en el parque de Sa Faixina no abre el 21, sino el 28 de noviembre. A primera vista la explicación suena familiar: obstáculos administrativos, problemas logísticos y mal tiempo. Pero detrás de esas palabras clave se esconden cuestiones concretas —para los comerciantes, los vecinos y el centro de la ciudad—.
La explicación oficial — y lo que oculta
“Trámites técnicos” y avisos de tormenta pueden ser motivos a corto plazo. Pero quien camina por el Passeig y mira los puestos montados observa pronto: muchas cosas parecen improvisadas. Escenario, pista de trineo, una gran pista de hielo — todo ello exige algo: planificación. La verdadera pregunta, por tanto, no es solo por qué el mercado empieza más tarde, sino cómo pudo planificarse una fecha con menos margen que pruebas prácticas.
Para los comerciantes el retraso es más que una molestia. Telas, especias y existencias de vino caliente ya están pedidas; algunos han impreso folletos. Eso significa costes de almacenamiento, pérdida de efectos publicitarios y una oportunidad apenas compensada para captar las ventas previas a la Navidad. Este aspecto económico suele recibir poca atención en la explicación pública.
Vecinos, tráfico y la delgada línea del compromiso
Las protestas desde Santa Catalina y Es Jonquet tienen peso: ruido, falta de aparcamiento y calles llenas son problemas reales del día a día. Que los organizadores hayan limitado ahora la música —viernes y sábados de 19:30 a 21:30— es un compromiso práctico, pero también un indicio de negociaciones tardías. Tales decisiones suelen parecer parches cuando se adoptan solo tras quejas públicas.
Se oyen las gaviotas sobre el puerto, el repiqueteo de los zapatos en los adoquines y por la noche las campanas lejanas de las iglesias —esto es Palma. Cuando por la tarde suena música, cambia el sonido del vecindario. Unas buenas mediciones acústicas, pases de estacionamiento fijos para residentes o servicios de lanzadera serían medidas realistas en las que se podría haber apostado con antelación.
Lo que queda fuera del debate público
Menos visible, pero importante: ¿cómo se eligen los 60 puestos? ¿Se prioriza a artesanos locales y pequeñas empresas frente a ofertantes comerciales? Un mercado que promete “productos de la región” debe ofrecer criterios transparentes —si no, se queda en declaraciones vacías y puestos populares en Instagram que poco tienen que ver con la artesanía mallorquina.
También los planes de seguridad y clima suelen citarse de forma genérica. Sa Faixina está cerca del mar; viento y lluvia son riesgos reales. Un plan de emergencia vinculante y público —desde anclajes de tiendas hasta rutas de evacuación— generaría confianza.
Propuestas: menos prisas, más planificación
Algunas sugerencias que podrían ayudar a corto plazo y mejorar los mercados a largo plazo: una coordinación más temprana entre el ayuntamiento, el organizador y las asociaciones vecinales; una compensación económica mínima para los comerciantes que han sufrido costes por el retraso; criterios de adjudicación transparentes en favor de productores locales; y conceptos concretos de tráfico y reducción acústica que se comuniquen antes de la apertura.
También sería práctico un concepto escalonado según el tiempo: si hay aviso de tormenta, las atracciones riesgosas como la pista de hielo se abren en forma reducida o con cubiertas protectoras flexibles. Un pase de aparcamiento para residentes o un servicio temporal de lanzadera desde el Castell de Bellver podrían reducir la presión sobre el aparcamiento.
Conclusión: Más que un fin de semana de retraso
El aplazamiento hasta el 28 de noviembre es, para muchos, solo una fecha. Pero el caso de Sa Faixina muestra problemas mayores en la planificación de eventos en Palma: comunicación tardía, prioridades poco claras y escasa protección de los intereses de los vecinos y los pequeños comerciantes. El mercado puede ser un beneficio para el centro —si el ayuntamiento y los organizadores aprenden algunas lecciones de este tropiezo.
El día de la inauguración haré un recorrido entre puestos de madera y olor a mar para contar si las promesas de oferta regional, vecindario tranquilo y organización segura se cumplen. Hasta entonces queda tiempo para los últimos permisos, conversaciones aclaratorias —y para que los comerciantes esperen que sus inversiones no se las lleve el viento.
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