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Joan Aguiló: Retratos, muros y la Mallorca auténtica

Joan Aguiló: Retratos, muros y la Mallorca auténtica

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Un lugareño que convierte las paredes de las casas en narradoras: Joan Aguiló pinta retratos a tamaño real, organiza fiestas de fachadas y crea proyectos comunitarios entre Can Picafort y Lloret.

Paredes, gente y historias

Vi por primera vez a Joan Aguiló en una calurosa mañana en Can Picafort, antes de las diez, las manos aún manchadas de pintura y una pipa en la boca — así es como se recuerda. Habla con calma y directo: no se trata de vanidad, sino de la gente que vive aquí. Sus retratos, a menudo casi a tamaño real, miran desde las paredes de las casas y cuentan algo del día a día en la isla.

De taller a la calle

Antes, Aguiló trabajaba en un taller. Unos años en Berlín lo cambiaron: arte urbano, proyectos comunitarios, el pintar muros juntos — eso fue nuevo para él y encajó de pronto. De vuelta a Mallorca llevó su lienzo a paredes exteriores, donde sus imágenes son visibles para todos. Utiliza grúas y plataformas elevadoras y calcula entre una y tres semanas de trabajo por muro, dependiendo del tiempo, de los permisos y del suministro de café.

Lo que destaca: sus motivos siguen siendo mallorquinos. Nada de conceptos abstractos, sino rostros, manos, escenas del mar, del mercado o de gente que se conoce en la vecindad. Su arte es ruidoso, pero no intrusivo. Más bien: un gigante educado, que se sienta tranquilamente a un lado y escucha.

Festival Saladina y Héroes Anónimos

Desde 2016, Aguiló organiza el Festival Saladina en Can Picafort. El objetivo es simple y sincero: mejorar las fachadas, invitar a artistas, convertir la calle en una galería abierta. Junto a ello nació el proyecto Héroes Anónimos — él y su esposa van a los pueblos, hablan con la gente, recogen historias y luego pintan los retratos de quienes configuran la convivencia. No el alcalde, sino la mujer que abre cada día el centro comunitario. No la celebridad, sino la vecina que siempre ayuda.

Hasta ahora, estos retratos se encuentran en 13 municipios en todo el mundo, desde España, pasando por Italia, hasta la India. Es intrigante: una imagen en la pared puede ser un pequeño monumento, a menudo con un texto que su esposa o un autor local aportan. A veces son dichos que se oyen en la isla; a veces anécdotas enteras.

Entre instalación y rincón de libros

Su trabajo va más allá de las paredes. En Lloret de Vistalegre construyó junto a un colega un árbol de madera iluminado en la biblioteca — telas, luz en el interior, esteras debajo. Una invitación para recostarse, abrir un libro o simplemente dormir. Tales pequeñas sorpresas muestran que para él la comunidad es importante, no solo la imagen en sí.

Aguiló enfatiza la honestidad: hay que saber quién se es y qué se quiere mostrar. Sigue experimentando, pero se mantiene conectado a su isla. Entre Can Picafort, Palma y lugares más pequeños se puede ver su firma, y a veces, en una noche iluminada por farolas, está allí con manchas de pintura en las rodillas y se ríe de un pincel perdido.

Un proyecto con respaldo

La serie de videos sobre él recibió apoyo — no es algo malo, porque el dinero de los patrocinadores ayuda a pagar materiales y plataformas elevadoras. Pero para Aguiló lo que cuenta es principalmente el público: la gente que se para ante un nuevo retrato, se muestra, ríe o entabla conversación. Al final, eso es precisamente lo que hace que su trabajo cobre vida.

Así que, la próxima vez que te quedes ante una gran pared: mírala con atención. Detrás suele haber una historia y, a menudo, un vecino al que normalmente no conocerías.

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