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Cuando falla el pitido: brazaletes de protección en Mallorca bajo la crítica

Cuando falla el pitido: brazaletes de protección en Mallorca bajo la crítica

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Un brazalete de vigilancia que nunca avisa, un acusado que cuestiona el sistema y muchas mujeres que siguen sintiéndose inseguras. Por qué la tecnología por sí sola no basta.

Cuando falla el pitido, hay mucho en juego

La semana pasada, en la Plaza de Campos, hablé con una mujer que desde hace meses sale de casa con un nudo en la garganta. «No te acostumbras a que un dispositivo te proteja y, entonces, falla», dijo, mientras el viento rozaba las bolsas de plástico sobre el mercado. Ya no es un caso aislado: cada vez más personas afectadas en las Baleares reportan que las llamadas pulseras de vigilancia Viogen reaccionan incorrectamente o no reaccionan en absoluto.

Un presunto agresor apuesta por la tecnología

En un procedimiento reciente, un acusado afirma que la pulsera electrónica ha generado falsas alarmas y es responsable de contradicciones en la prueba. Los críticos ven ahí un intento de eludir la responsabilidad penal. El momento es crítico: los reportes de fallos llegaron poco antes de un tercer proceso contra el hombre. Si verificaciones independientes realmente detectaran defectos, los argumentos centrales de la fiscalía se verían comprometidos.

Informes de falsas alarmas, ubicaciones equivocadas y señales retrasadas

Varias mujeres describen problemas similares: alarmas que se disparan demasiado tarde, indicaciones de ubicación que se diferencian por kilómetros, o tonos de señal que no suenan en absoluto. Una afectada relató que su sistema de alerta la mostró en una noche como muy fuera de su lugar de residencia, aunque estaba en casa. Tales desviaciones no son solo fallos técnicos — también son agotadoras psicológicamente y delicadas legalmente.

En Baleares solo hay dispositivos limitados disponibles. Alrededor de 90 brazaletes para una región con un alto número de casos de violencia de género parecen, para muchos expertos, simplemente insuficientes. Si el sistema es la única prueba disponible, una falla podría tener consecuencias graves.

Política, Justicia y la amarga realidad

El Ministerio de Justicia ha reconocido que un cambio de dispositivos a principios de 2025 no fue sin contratiempos. Los políticos en Madrid se cruzan en duelos verbales, y las asociaciones de víctimas hablan de un riesgo práctico en la vida diaria. Algunos agresores reaccionan, al parecer, solo ante el hecho de que la tecnología no es fiable: en las redes sociales circulan provocaciones que muestran cuán vulnerable es el sistema.

La tecnología puede ayudar, pero no debe ser la única medida de protección. Abogadas y abogados exigen, por tanto, informes independientes, más dispositivos, mantenimiento regular y, sobre todo, control humano: fuerzas policiales, trabajadoras sociales, cadenas de emergencias funcionando. Un pitido no es un sustituto de la disponibilidad para intervenir.

Qué es necesario ahora

A corto plazo hacen falta auditorías transparentes de los sistemas afectados y rápidas mejoras. A medio plazo, las autoridades deben invertir en tecnología, personal y soluciones alternativas. Para las mujeres de la isla, la conclusión es simple y triste: mientras los dispositivos de alarma puedan fallar, no se sienten seguras. Y quien lo vive, no confía solo en el pitido de un brazalete.

Seguiré el desarrollo y, en las próximas semanas, hablaré con afectadas, abogadas y autoridades. No se trata solo de tecnología: se trata de confianza y de seguridad real en las calles de Mallorca y en sus viviendas.

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