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Socorristas en Palma organizan protesta: «ahogamiento colectivo» en la playa de la ciudad

Socorristas en Palma organizan protesta: «ahogamiento colectivo» en la playa de la ciudad

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En las primeras horas de la mañana, socorristas en la playa de la ciudad de Palma llevaron a cabo una acción dramática para llamar la atención sobre la falta de personal y las duras jornadas laborales.

Acción sorprendente por la mañana: salvar vidas como protesta

Alrededor de las 8:30, cuando la mayoría de las cafeterías aún humeaban de café, los socorristas de la Playa de Palma representaron una escena que no se ve todos los días. A intervalos breves, varios nadadores saltaron al agua poco profunda, se acostaron inmóviles boca abajo y se dejaron llevar, hasta que sus colegas los «reanimaron». Otros permanecían apiñados en el mar y levantaron los brazos: una coreografía sarcástica que ellos mismos llamaron «ahogamiento colectivo».

De qué se trata

La demanda no era un proyecto artístico. Los hombres y mujeres en las tablas salvavidas exigen más personal, turnos más largos y, sobre todo, mejores condiciones laborales. Muchos trabajan solo con contratos de temporada, trabajan a menudo más de lo permitido y temen que en tormentas o calor nadie tome el relevo.

«No podemos ser a la vez fuerzas de intervención y estar constantemente cubriendo horas extra» dijo uno de los manifestantes, mientras los turistas se frotaban los ojos en las toallas. Tales frases se escuchaban una y otra vez, entre imitaciones de sirenas y el aplauso de algunos transeúntes.

Conflicto sobre los servicios mínimos

El sindicato critica que las autoridades hayan establecido servicios mínimos del 100 por ciento, es decir, prácticamente no permitan huelgas. Afectados están las playas de Palma, Calvià y varios municipios de Ibiza. Los socorristas llaman a esto una elusión del derecho a la huelga: si siempre se exige el 100 por ciento de servicio, falta el medio para ejercer presión.

Los representantes municipales señalaron ayer que la seguridad es lo más importante para ellos. Ven los servicios mínimos como un instrumento para evitar fallos en emergencias. Pero lo ocurrido en el agua mostró que las fuerzas de rescate se sienten acorraladas.

Cómo reaccionó la isla

Los transeúntes grabaron con teléfonos, los turistas preguntaban con irritación. Algunos vecinos aplaudieron, otros llamaron a la policía, que llegó más tarde para observar la situación, no para terminar la acción por la fuerza. En las redes sociales, las imágenes provocaron acalorados debates: seguridad frente a derechos laborales.

Qué se espera ahora

El sindicato ha anunciado conversaciones, pero está dispuesto, si es necesario, a realizar nuevas acciones. Los socorristas planifican asambleas informativas en varias playas para llamar la atención sobre sus condiciones de trabajo. Un llamamiento espontáneo debería ayudar a movilizar más personal y presionar a la administración.

Al final queda un punto sencillo: quien quiere mantener las playas seguras también debe tomar en serio a las personas que allí llevan la responsabilidad cada verano. No existen soluciones a corto plazo; se requieren horarios de trabajo fijos, contratos justos y suficientes personas para la emergencia. Ese fue el mensaje de ayer junto al mar: alto y claro, y un poco incómodo para todos los involucrados.

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