Wenn Supermarkt-Menüs Mallorcas Mittagskultur verändern

Cómo los supermercados están alterando el menú del día en Mallorca

👁 4820✍️ Autor: Lucía Ferrer🎨 Caricatura: Esteban Nic

En Mallorca cada vez más personas optan por menús preparados de supermercados y puestos de comida rápida, una competencia inesperada para bares y pequeños restaurantes a la hora del almuerzo.

Cuando la ensalada de la nevera sustituye al menú

Antes era normal: a la una y media el equipo de la construcción se sentaba en la Calle Sant Miquel, los oficinistas se reunían en la Plaça Major, y el menú del día estaba en casi todos los locales. Ahora veo más bolsas con comidas preparadas del supermercado que platos en las mesas de los restaurantes. Mercadona, Lidl, Carrefour: las grandes cadenas han renovado sus vitrinas y mostradores y ofrecen platos completos listos para llevar. Y sí, son baratos. Muy baratos.

Se nota en la calle

Un martes a las 13:00 en El Terreno observé a tres padres jóvenes, a una señora mayor y a un obrero en la cola frente a una mesa de autoservicio del supermercado, todos con el mismo objetivo: comer rápido, pagar menos, volver al trabajo o a la playa. Algunos compran ensalada, otros un guiso o una porción de lasaña: todo bien envasado, etiquetado y a menudo ya caliente.

Los bares pequeños no son invisibles, están luchando. Los propietarios cuentan con una reducción notable de clientes entre las 12:30 y las 14:30, cuando antes se vendían los menús. Los costes de personal y de ingredientes frescos suben, pero es difícil mantener el precio del menú cuando la competencia ofrece platos preparados por unos pocos euros. El resultado: menos facturación, una jornada más apretada y, a veces, horarios de apertura reducidos.

Por qué los clientes cambian

Hay razones sencillas. El tiempo es escaso. Mucha gente trabaja más horas, hace desplazamientos o evita buscar aparcamiento. Luego está el precio: un plato preparado suele costar menos que un menú completo con entrante, principal y postre. Y, por último, la comodidad: te lo llevas a la playa, a la oficina o a casa.

Un propietario de restaurante en Portixol me dijo la semana pasada: «Nos encantan nuestros clientes habituales, pero cada vez veo más caras nuevas que ya no vuelven. Algunos solo vienen por la noche.» Eso lo dice todo. No es solo la hora del almuerzo: los hábitos cambian.

¿Qué hacen los afectados?

Algunos locales se centran en lo que los supermercados no pueden ofrecer: ambiente, servicio rápido en mesa, una charla con el cocinero o una composición del día original. Otros prueban con entregas a domicilio, raciones familiares precocinadas o un menú exprés económico para los que van con prisa.

La situación no es una historia en blanco y negro. Los supermercados cubren una necesidad: para trabajadores por horas, familias o personas que comen solas. Para los dueños de pequeños locales significa repensar, ser creativos o especializarse.

Un poco de política y una mirada al futuro

Los representantes de la restauración suelen pedir apoyo, por ejemplo medidas municipales que alivien a los pequeños negocios. Al mismo tiempo, los consumidores podrían ayudar comprando con conciencia: unas cuantas visitas más al mes al café favorito en vez de acudir siempre a la vitrina del supermercado. Suena a llamado, pero a veces es la única solución rápida para pagar la próxima factura.

En las próximas semanas seguiré observando cómo se desplaza el equilibrio y qué ideas surgen en las cocinas para competir con las vitrinas preparadas. Entre el Paseo Marítimo y la Plaça de la Reina la rutina del mediodía cambia, poco a poco.

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