Un resort abandonado durante mucho tiempo cerca de Cala Romantica se vende: 159 casas, muchas ya reservadas, pero los vecinos y ambientalistas están escépticos.
Del letargo de la Bella Durmiente al folleto de venta
Quienes en estos días circulan por la costa este de Manacor, ven de nuevo puertas de obras y accesos recién pavimentados. Un proyecto residencial, que estuvo medio terminado desde la crisis inmobiliaria de 2008, ahora debe pasar a manos de compradores. El complejo, con el nuevo nombre Sunrise Bay Residences, comprende 159 casas de vacaciones en torno a 62.000 metros cuadrados y se encuentra a apenas unos cinco minutos en coche de Cala Romantica.
Rango de precios y demanda
Las casas ofrecidas se venden con precios entre aprox. 380.000 y 781.000 euros. Según información local, ya hay alrededor de 66 objetos reservados, principalmente compradores extranjeros que ven el inmueble como propiedad vacacional o de rendimiento. Los desarrolladores, llamados Ibero Capital junto con una sociedad británica, parecen planear entregar las llaves de las primeras casas a principios de 2026.
¿Cómo se llegó a esto?
Hace algo menos de una década, el proyecto estaba prácticamente detenido: por aquel entonces, muchos edificios ya estaban avanzados, pero la crisis lo dejó en suspenso. Ahora las condiciones del mercado y los alquileres han cambiado, de modo que lo que antes era un "caso problemático" se ha convertido en una venta lucrativa. Un valor estimado anterior para la instalación terminada se movía en torno a 70 millones de euros.
Protección natural y planificación urbana
La ubicación está en un terreno sensible cerca de un pequeño arroyo. Por ello, la reanudación de las obras no pasó sin formalidades: las autoridades del agua y el ayuntamiento de Manacor debían evaluar cómo se valoran las intervenciones en flora y en el balance hídrico. Algunos políticos locales recuerdan que las decisiones de planificación de los años 70 influyen en el volumen actual de la oferta, y que retirar el uso del suelo sería costoso.
Qué dicen los vecinos
En conversaciones locales se escucha de todo: algunos vecinos se quejan de más tráfico y posible consumo de recursos, otros ven empleos y una revitalización de la zona. He conocido a un dueño de cafetería en la plaza que habla de trabajadores de la construcción que ahora vuelven por aquí para la barra; el negocio de desayunos ha crecido visiblemente.
Conclusión
La reactivación de un proyecto que fracasó en su día no es nueva en Mallorca, pero sigue siendo delicada: intereses financieros se enfrentan a la protección del medio ambiente y a los recuerdos de una obra parada durante décadas. Quien espere las llaves en 2026, debería mirar además de la ubicación y el precio, también el tema del agua, el tráfico y la planificación a largo plazo.
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