Tras vencer la duración mínima obligatoria del contrato, los arrendadores suelen exigir alquileres significativamente más altos. Sobre todo las madres solteras y las personas con un único ingreso se ven presionadas.
Cuando el contrato de alquiler finaliza: de repente una etiqueta de precio muy diferente
\nDesayuno en el balcón, la cafetera gotea y en la radio suenan noticias sobre el aumento de los alquileres — eso ya es rutina en Palma. Muchos inquilinos, con los que he hablado, cuentan con el mismo patrón: el contrato dura cinco años, luego se renegocia, y de repente el alquiler es considerablemente más alto.
\n\nCuánto tienen que pagar ahora muchos
\nCifras concretas que se oyen una y otra vez: pisos que costaban entre 800 y 900 euros, tras la renovación del contrato suben a 1.200 a 1.300 euros. Son de pronto un 30 a 50 por ciento más. En barrios como Santa Catalina o cerca de la Passeig Mallorca, parece una etiqueta pegada en la papelera junto a la puerta: \"Inasequible\".
\n\nQuién es más afectado
\nEso no solo afecta a estudiantes. Particularmente dura la subida para madres solteras, personas con solo un salario y jubilados con pensión baja. Encontré a una madre en el mercado de El Olivar que dijo: \"Tengo dos turnos planeados, pero con el nuevo precio ya no me alcanza\". Algunas dejan su piso, otras tienen que subarrendar habitaciones, otros se mudan a los suburbios o al campo.
\n\nRepresentantes de la industria advierten que la consecuencia podría ser un debilitamiento de la clase media local. Menos dinero para el hogar implica menos visitas a restaurantes, menos compras en el mercado semanal y menos dinero para los artesanos — cosas cotidianas que mantienen vivas nuestras vecindades.
\n\nCómo los arrendadores argumentan
\nDesde la perspectiva del arrendador, a menudo se citan costos de inversión, mantenimiento y el mercado inmobiliario tenso. Suena plausible, pero para la persona que cada mañana gira la llave, poco alivio. Una vendedora en Plaça Major dijo seca: \"Si sube el alquiler, ese dinero se queda en la isla en lugares muy diferentes, o ni siquiera.\"
\n\nQué ayuda ahora (y qué no)
\nAlgunas familias intentan obtener ingresos adicionales subarrendando o trasladándose a pisos más pequeños fuera de Palma. Otros buscan modelos cooperativos o iniciativas municipales que promuevan vivienda asequible. A corto plazo no alivia mucho, pero a largo plazo podría marcar la diferencia si la política y los municipios reaccionan con mayor rapidez.
\n\nAl final son personas, no números. La discusión sobre contratos de alquiler y plazos es importante, pero no debemos olvidar: detrás de cada puerta hay una historia: familias, vecinas, pequeños comercios. Si los alquileres continúan subiendo así, muchas de estas historias tomarán un desenlace distinto.
\n\nSeguiré el tema y hablaré con gente de los barrios. Si tiene una experiencia propia o conoce consejos, escríbame. A menudo, basta con poder conversar entre sí —y aquí con gusto lo hacemos, en un café, en el mercado o en la escalera.
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