En Colònia de Sant Jordi, inquilinos denuncian presunto robo, fianza no devuelta, frecuentes excesos de alcohol y molestias ruidosas. La situación del mercado de la vivienda empeora aún más las cosas.
Lo que la gente cuenta aquí desde hace semanas
La semana pasada estaba sentado en la pequeña plaza junto al puerto de Colònia de Sant Jordi, eran alrededor de las 18:00, aún agradables 23 grados. Dos trabajadores temporales me contaron casi al mismo tiempo la misma historia: habían alquilado habitaciones en una casa por aproximadamente 500 euros al mes, solo para encontrarse luego con más problemas que vivienda.
Acusaciones contra un propietario
Los exinquilinos describen que el propietario celebraba con frecuencia ruidosamente, se emborrachaba y causaba considerables molestias nocturnas. Varias mujeres dicen que les desaparecieron pertenencias personales, entre ellas dos anillos. Tampoco se les habría devuelto la fianza de aproximadamente 500 euros. Al parecer, hasta ahora no se han interpuesto denuncias, por temor o porque creen que no servirá de nada.
Por qué esto duele especialmente en Mallorca
Colònia de Sant Jordi no es un lugar grande. Calles estrechas, pocas viviendas, muchas personas que trabajan por temporada: todo eso hace que la gente sea vulnerable. Si las pensiones y las habitaciones privadas se conceden a personas acomodadas o a huéspedes de corta estancia en lugar de a trabajadores locales, la situación empeora. Y donde la demanda es tan alta, algunos aparentemente se aprovechan sin escrúpulos.
Hablé con una trabajadora de hotel que estuvo allí en julio y agosto: "Nos prometió limpieza y tranquilidad, al final estaba sucio, las noches eran ruidosas y nos faltaban dos anillos." Ese tipo de historias se oyen con frecuencia aquí, no solo en esta temporada.
Qué queda ahora
Las acusaciones —robo, fianza no devuelta, reiteradas molestias— muestran dos cosas: en primer lugar, a muchas víctimas les falta confianza en obtener ayuda rápida. En segundo lugar, el caso revela lo frágil que se ha vuelto el mercado local de la vivienda. Autoridades, vecinos y asociaciones de propietarios deberían vigilar de cerca. A corto plazo suelen ayudar los testimonios y denuncias formales; a largo plazo la isla necesita más vivienda asequible para la gente que trabaja aquí.
Seguiré investigando y preguntando si hay denuncias o investigaciones. Quienes estén afectados: anoten horarios, hablen con otros inquilinos —en un lugar como este se llama la atención más rápido de lo que uno piensa.
Palabras clave: Colònia de Sant Jordi, escasez de vivienda, propietario, robo, molestias
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