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Más turistas cocinan por sí mismos: cómo Alcúdia y Can Picafort perciben el cambio

Más turistas cocinan por sí mismos: cómo Alcúdia y Can Picafort perciben el cambio

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En Alcúdia y Can Picafort, cada vez más huéspedes renuncian a todo incluido y utilizan cocinas de vacaciones. Eso cambia el negocio local, desde la cafetería de la esquina hasta el gerente del hotel.

Vacaciones con lista de compras en lugar de buffet

La escena un martes por la mañana en Alcúdia: los vendedores del mercado doblan tomates frescos en bolsas de tela, en la esquina la panadera saca aún pan caliente de ensaimadas del horno, y parejas con trajes de baño y listas de la compra buscan el próximo apartamento con cocina. Ya no es un caso aislado. Este verano llegaron muchos más huéspedes que quieren abastecerse por sí mismos, en lugar de visitar diariamente el buffet del hotel.

¿Por qué el cambio?

Las razones son variadas. Algunos dicen que es más barato. Otros prefieren el control: cuándo y qué comer, lo deciden ellos mismos. Las familias jóvenes lo valoran porque los niños tienen horarios de comida diferentes. Los huéspedes mayores, por su parte, disfrutan de calentar algo por la noche lentamente y comer en el balcón. Los hoteleros hablan de más solicitudes de estudios con estufa o microondas. "Hace diez años casi nadie llevaba bolsas de la compra", dice Miguel, que desde hace dos décadas gestiona un pequeño hotel en el casco antiguo. "Ahora es común, especialmente fuera de temporada."

Victoria para los supermercados, dolor de cabeza para las cafeterías

La economía local lo nota de inmediato. Los supermercados, panaderías y carnicerías en la calle principal informan de estantes llenos y mayores ventas. En cambio, las pequeñas cafeterías del puerto suelen estar más vacías al mediodía. "Nuestras cifras de cappuccino por la mañana han vuelto a bajar", se lamenta la dueña de una cafetería tradicional en Can Picafort. Los restaurantes tienen días cambiantes con más o menos afluencia, dependiente de si los huéspedes prefieren cocinar ellos mismos o darse algún capricho.

Para las reservas, esto significa: mayor demanda de apartamentos, los apartamentos con cocina están de moda. Algunos hoteles reaccionan: ofrecen planes de comida más pequeños o cocinas cooperativas. El estancamiento de la temporada no ha desaparecido, pero la distribución del gasto de los turistas cambia.

Lo que eso significa para la vida de la isla

El cambio no es solo económico. Cambia el ritmo en las plazas, en los mercados y en los supermercados. Más gente compra productos locales, prueba la cocina mallorquina a su propio ritmo y va menos a los locales turísticos habituales para cenar. Eso puede ser bueno para pequeños productores, y un reto para bares y restaurantes.

Al final es una experiencia de vacaciones diferente: menos servicio, más autodeterminación. A algunos les encanta, a otros les echa de menos la sensación de servicio. En los balcones se escucha por las noches el tintinear suave de los cubiertos y, a veces, el murmullo del mar, y a veces basta un simple pan con aceite de oliva para estar satisfecho.

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